miércoles, 12 de octubre de 2016

Reflexión 13: Las normas de mi clase

Lo primero que tendría en cuenta para impartir mis clases de inglés sería la motivación de enseñar a los alumnos cosas que les pueda parecer interesantes y que, de no ser así, despertar su interés por ellas. Esto es primordial ya que una clase donde la mayoría de alumnos no atiende y descuida la materia es sinónimo de que estos aborrecerán el idioma tarde o temprano.
Un buen maestro debe tener una serie de cualidades a la hora de entrar en el aula como por ejemplo el respeto, una buena comunicación, profesionalidad, motivación, empatía por sus alumnos, capacidad de orientarles y sobre todo grandes dosis de paciencia. En mi opinión, se deben mezclar características como el humor y la responsabilidad para hacer un poco más flexibles las clases.

De acuerdo con el estilo docente democrático establecido por Lippit y White (1939):

Los profesores que planifican de acuerdo con los miembros del grupo, animando al grupo de alumnos a discutir, decidir, programar y distribuir las actividades: sugieren diversos procedimientos; participan como un miembro más y evalúan los resultados en función del grupo.” Uncala G. S (2008).

Creo que este estilo de docente es el idóneo ya que los alumnos tienen voz para aportar ideas y comentar con el profesor si las tareas que organiza son efectivas para el grupo o no. No obstante, existen alumnos que pueden tomarse muchas confianzas e intentan aligerar el peso de las tareas que el profesor exige. Por ello, considero que docentes y alumnos deben pactar una serie de normas para mejorar la convivencia en el aula además de considerar la evaluación recíproca donde no solo los profesores evalúen a los alumnos sino que estos pongan notas a la forma de dar clase del profesor.

Más personalmente, tengo experiencia en dar clases particulares de inglés a niños y adolescentes y lo que intento hacer durante estas horas con ellos es llevar una clase de forma dinámica interactiva en la que todos participen y, sobre todo, entiendan el temario que vemos. Además, la perseverancia para conseguir que estos chicos aprendan y mejoren su rendimiento académico es vital en la educación secundaria para no caer en la trampa del fracaso escolar por la que muchos niños se decantan. 

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