Si estuviese en el año 2030 y tuviese que comparar los
sistemas educativos de antes y de ahora y la educación en general – con este periodo de tiempo de
por medio de 14 años – muchas cosas habrían cambiado. La principal transformación
sería la del ámbito tecnológico y digital. No me gusta la idea de sustituir los
libros físicos, con sus páginas, dibujos y textos para subrayar por simples
dispositivos compactos como los ordenadores portátiles, tablets, phablets y un largo etcétera. Es
irónico que yo diga esto, pues uso el ordenador para tomar apuntes, hacer
trabajos, buscar información académica y un sinfín de actividades lucrativas
que me ayudan a organizar mis apuntes de manera clara y beneficiosa. Sin embargo, a la hora
de estudiar…
¿Quién no prefiere coger unos subrayadores para resumir las
ideas básicas de un texto?,
¿Quién no prefiere sostener en las manos, en hojas de papel,
la información que va a almacenar en la memoria?
¿Quién prefiere tener una vista cansada leyendo un libro
electrónico en vez de uno en papel?
… Y la lista podría seguir. Los avances tecnológicos tienen
una gran ventaja y pueden ser de gran ayuda siempre y cuando se usen
correctamente en el aula. Pero creo que se debería compaginar la
escritura virtual con la manual. Como he dicho, si estuviese ahora mismo en
un aula en el año 2030, estaría visualizando a alumnos con dispositivos
electrónicos. No vería gomas de borrar, ni lápices, ni portaminas, ni
bolígrafos. Por supuesto, tampoco vería folios. Este hecho me preocupa y me
apena ya que, ¿qué pasaría si los niños comienzan a aprender a escribir solamente de
forma virtual? Nunca sabrían cómo escribir a mano y esto puede deteriorar su
aprendizaje posterior, ya que los niños necesitan experimentar con los sentidos: necesitan tocar, oler, ver, sentir y probar por sí solos antes de ponerse frente a un ordenador.
Aparte de esta visión futurista, como rasgo positivo espero
que la educación futura se centre en promover más las presentaciones y
exposiciones orales desde Primaria, tanto en lengua española como en las
lenguas extranjeras que se impartan en los centros. Estamos muy acostumbrados
desde pequeños a escribir, copiar apuntes y a escuchar al profesor, pero a la
hora de dar una presentación la balanza se desequilibra.
También espero que más adelante, los profesores sean aún más
conscientes de la importancia de promover valores educativos, sociales, morales
y éticos en el aula y que las conductas negativas por parte del profesorado
(profesores que gritan, que se limitan a recitar sus clases sin motivación, profesores
que aborrecen dar clases, etc.) se disuelvan.
Otra propuesta que espero se cumpla dentro de 14 años es la
de una educación más personalizada e individual, donde a los niños se les vea
como individuos distintos y no como números. Espero encontrarme con docentes
preocupados por la educación, por sus alumnos y por los conflictos que puedan
tener tanto fuera como dentro del centro educativo.
Aunque parezca una carta ficticia escrita para un supuesto Santa Claus, espero que la educación cambie de forma positiva y mejore aquellos
aspectos con los que la sociedad se encuentra menos contenta. Estos cambios sí
son posibles, son posibles con la ayuda de todos: docentes, profesionales de la
educación, familias, alumnos y, en definitiva, de la sociedad en general.